12/02/2019

El sentido de la vida

 

 


 

Relájese. Respire hondo. Encienda un sahumerio o, en su defecto, vaporice el ambiente con algún perfume de su agrado. La idea es que usted logre un contexto aromático. 
Cierre los ojos (está bien, ábralos, sino no va a poder seguir leyendo) Abra los ojos, pero imagine que los tiene cerrados. 
Ahora, visualice  (además de esto que lee, imagine que visualiza, no se desanime, ¡usted puede!) un desierto árido.  Hay viento, el viento mueve la arena áspera que le pega en la piel y le obliga a cubrirse el rostro, a caminar encorvado, a entrecerrar los ojos (pero déjelos abiertos, eh). Cuando está llegando al límite de sus fuerzas, la boca reseca, el cuerpo cansado, la piel cubierta de arena, usted ve un oasis calmo, con agua cristalina, palmeras verdes, toldos protectores para evitar el viento, servicio de buffet y wifi . Llega, se zambulle en el agua, pide un daikiri y protector solar y luego de refrescarse y reponer energías, piensa.
¿En qué piensa? Pues, por supuesto, piensa en cuál es el sentido de la existencia, de la vida. Piensa en eso, porque usted viene de atravesar un desierto. 
¿Qué sentido tiene atravesar un desierto, superar las dificultades, soportar las inclemencias del tiempo y el camino, si no es para llegar a ese oasis, o a cualquier otro sitio relajado y feliz? Piensa en el sentido de la vida, y seguramente usted se llena de preguntas. Duda, no lo encuentra (al sentido, digo), se angustia, se entristece, pero se envalentona y sigue buscando. A lo mejor se toma 4 daikiris mas, para no andar pensando tanto, o prende la tele, o se busca un trabajo de 12 horas diarias y deja de pensar pavadas. "Total, con o sin sentido, la vida es vida y listo", se dice, se convence, se consuela con esta verdad recién encontrada y vive feliz. 
Claro, vive feliz hasta que le toca otra vez atravesar el desierto... 
Lo que usted quizás pasó por alto es que de hallarlo, (al sentido de la vida, claro, o alguna buena imitación del mismo), usted bien podría predicar en el desierto  y llenarse de fieles seguidores que abaniquen su andar, privatizar los oasis, esclavizar a alguno de sus pares para que mantengan toda la infraestructura y fundar el imperio de la adversidad. Publicaría libros sobre desiertos y mantendría a millones arrastrándose en la arena con la esperanza de llegar algún día a un oasis. 
Pero usted también podría tener un gesto altruista, y dedicarse a avivar giles. Que todos sepan que no hay sentido de la vida que valga meterse en el desierto. Ni sentido de la vida que valga.

Visiones

 


 

El mundo despertó un día y en el los seres que fueron conscientes de ese mundo despierto. La historia comenzó quién sabe cuando, es tan difícil recrear hechos remotos que sólo viven en palabras antiguas, guardadas celosamente en espacios memoriosos.
Pero la memoria es atributo de seres imaginativos y este mundo despierto es tan amplio que no hay memoria posible que lo abarque, pero si fantasías infinitas que modelen historias, hechos, seres, espacios y tiempos.
Con palabras imaginamos, inventamos un mundo que despierte despacio y de manera previsible para que no nos abrume demasiado.
Con palabras ordenamos la diversidad y clasificamos, definimos, matamos el infinito y lo ponemos en un bello mausoleo, donde rendimos tributo a lo inalcanzable, los misterios y lo desconocido. Sentimos temor, porque somos seres despiertos en un mundo inabarcable poblado de dragones dormidos, que escapan a las definiciones, las clasificaciones, y respiran despacio, pero respiran infinitas fantasías.

24/08/2018

Sólo se vive una vez.





Esto que estas leyendo en este preciso momento quedará guardado para ser releído todas las veces que quieras, pero el exacto momento en el que lo estás leyendo no vuelve mas.
Si leés esto mismo mañana, en un rato, en diez años, no va a haber ninguna alteración en lo escrito, pero probablemente algo pequeño, casi imperceptible, haya cambiado. Puede ser que tengas nuevas dudas, nuevas certezas y seguramente tendrás unos minutos mas de vida y unos minutos menos...
Esto que estás leyendo no te dice nada del preciso momento en el que yo lo escribo, aunque seguramente cuando lo lea mañana, en un rato o en diez años, lo desconozca letra por letra.
La piedra con la que tropezamos cíclicamente -o con suerte dos veces- seguramente sea la misma (aunque también las piedras están atravesadas por el tiempo), pero el tropezón es absolutamente diferente cada vez, porque ese que tropieza nunca es el mismo.
La rutina no existe, no existe la repetición, las oportunidades aparecen una vez y cada día está poblado de caminos que elegimos y nos llevan siempre lejos de quienes fuimos ayer.
Este momento en que elegís estar leyendo esto es único, inalterable, fugaz y eterno, nunca va a repetirse y a la vez siempre va a ser parte de tu vida. Y el sentido de la vida es que nunca retorna. Por eso es tan importante hacer buenas elecciones

Caretas




 


 

Almas negras que se disfrazan de generosidad y amor al prójimo, mientras esconden sus miserias, envidias, mala leche bajo la alfombra mullida de la buena onda, el afecto y la tolerancia.
Sin saberlo compartimos con quienes miden nuestra vida y la de ellos, con el exacto cálculo de la ventaja.
Sin sospecharlo, vemos rostros amigos donde hay caretas, confiamos el secreto sagrado de lo que somos a esa máscara de perfecta hipocresía.
Nos creemos hermanados, acompañados en el hermoso y difícil camino irregular de la existencia por quienes no dudarán en usarnos como puentes, como piedras, como cosas útiles para sus fines.
¿Cómo serán sus rostros y sus almas cuando cae la noche y los encuentra en la intimidad del odio desatado, desnudos de falsedades?

Apocalipsis, pero mas tarde.





Si lo único que cuenta en esta vida, lo que tiene valor, lo que nos hace ser quien somos es la vida misma, el tiempo transcurrido, los días vividos, y si vivimos (por ahora…) en un mundo neoliberal, en un mundo-mercado donde todo se compra y todo se vende, donde somos mercancías y el vuelto en caramelos, ¿por qué entonces no poner a la venta nuestros días vividos?
Los mejores días de felicidad plena, los días iluminados en los que descubrimos verdades existenciales, los días del amor, los días irreversiblemente peronistas.
En una mesa de saldo podemos ofertar días horribles y espantosos en los que nos lamentamos por todo.
Imaginen, por ejemplo, poder comprar los días vividos por gente sabia, o quizás los días de un homo sapiens con sus habilidades intelectuales recién estrenadas. O de una mujer u hombre cualquiera, habitantes de una época cualquiera...
Seríamos dueños del tiempo, ahí si.
Y seguramente se crearían monopolios que lograrían los mejores tiempos, dejándonos los saldos.
Pero también existiríamos los que no ponemos a la venta nuestros días, ni compramos tiempo ajeno. Quizás entonces pretendan hacernos sentir marginales, seres fuera del sistema, e incluso fuera del tiempo. Pero nadie que se crea dueño de los tiempos merece respeto. Nos dedicaremos simplemente a vivir, pero a vivir defendiendo el derecho a la vida y a la libertad.

La boca del lobo.




 


 

Invocamos a la eternidad, como a una diosa temible y poderosa, y le rogamos que nos conceda la magia de mantenernos invariables.
Por la fuerza brutal de la costumbre, nos escondemos detrás de la pulida piedra de lo previsible. Nos atrincheramos en murallas perfectas para resistir el paso del tiempo, que todo lo crea y todo lo arrasa.
Nos sentimos a salvo de la muerte, y estamos en la puerta de su casa.

Breve y antiguo diccionario




 

 

Valor: Estado de euforia que induce a enfrentar sin vueltas aquellas cosas a las que se teme. Precio que se paga por ello.

Obstáculos: Aparatos para medir la fuerza.

Razón: Brújula con la que la humanidad se guía para ir no se sabe bien por qué ni hacia dónde. Piedra en el zapato de los locos.

Soñar: Mecanismo por medio del cual las cosas pueden ser diferentes. Acción de crear realidades inmateriales. Algunos sueños pueden concretarse, pero al pasar al plano de lo real se transforman inevitablemente en otra cosa.

Soledad: Irse sin avisar y no tener que volver.

Deseo: Combustible de los actos humanos.

Tiempo: Los indicios mas evidentes del paso del tiempo son datos recogidos por los servicios meteorológicos y otros aparatos de medición. (Calendarios, relojes, cronómetros, etc). Es una trama intangible y no localizada de la que se visualizan fenómenos climáticos. La sucesión de días y noches nos brinda la prueba del paso del tiempo, pero nadie sabe de dónde viene ni hacia donde se dirige. Hay quienes tienen como ocupación la búsqueda del tiempo perdido por otros.

Azar: Misterio al que se encomiendan todas las cosas que nos superan. Entidad casi deificada que se invoca como tabla de salvación. En caso de manifestarse brinda momentos de extremo derroche, jolgorio y plenitud, pero luego nos deja a la deriva en el mar infinito y cotidiano de la vida. El azar es un marinero que se ha tomado vacaciones y unos cuantos tragos.

Puente: Instrumento por medio del cual es posible estar un rato en el aire sin los riesgos de la aeronavegación. Si bien la mayoria de las personas lo ven como una ruta para llegar al otro lado, el secreto de los puentes es que permiten estar en ninguna parte, ser absolutamente extranjeros mientras se los transita. Algunos optimistas se arrojan desde puentes creyendo prolongar la sensación aérea por mas tiempo, o bien porque despues de haber llegado al otro lado, se quedaron sin misterios.