02/10/2010

No sos vos, es mi Super Yo

 


 

 

Víctor:

No sabía muy bien si comenzar estas líneas con un "Estimado Víctor", o "Querido Víctor"... Opté por "Víctor" a secas, como podrá usted mismo leer, ya que urgía redactar la presente para que llegue a sus manos en el momento indicado.
Quizás usted no logre comprenderme ahora, y ese puede llegar a ser otro de los motivos por los que le escribo.
Cuando recibí su invitación a salir le confieso, aunque no sé si deba hacerlo (de todos modos, la verdad es un valor de gran importancia, así que le confieso igual) que sentí una alegría inmensa, algo absolutamente irracional. Fue por eso que dediqué un importante tiempo a analizar las causas de ese sentimiento y sus posibles consecuencias. Puede ser que me equivoque, aunque esa posibilidad no me desvela, ya que nunca podrá ser confirmada o refutada. Sería necesario que naciéramos de nuevo y recorriéramos el mismo camino otra vez hasta llegar a este punto y entonces cambiar la decisión. De ser eso posible, y teniendo recuerdo de la vida anterior, me sentiría intranquila. Pero ni aun reencarnando sería eso posible. A propósito Víctor, ¿Usted cree en la reencarnación?
No fue fácil, pero creo que es lo correcto. Debo decirle que por esta vez no aceptaré su invitación, y procedo a argumentar esta respuesta como corresponde:
En primer lugar, desconozco cual es su idea de pareja. Quizás sea usted de esas personas informales que viven el momento sin asumir un verdadero compromiso. En ese caso perderíamos el tiempo mutuamente y quizás hasta nos lastimaríamos. En mi caso, creo en la unión para toda la vida, y es eso exactamente lo que busco. ¿Y usted?
Por otra parte, no sé que edad tiene. En caso de ser mucho mayor que yo, sería una unión signada por mi temor de enviudar y no poder rehacer mi vida. Me condenaría en ese caso a una vejez solitaria y nostálgica. Si usted fuera muy menor que yo, sería bochornoso que quizás pensaran que soy su madre o su tía. Además quizás usted viviría con temor a una viudez prematura para sus años. Nunca le pregunté Víctor...¿Qué edad tiene usted?
Además, yo no sé que piensa usted de la vida, filosóficamente hablando digo. Quizás usted es un idealista, un soñador. En ese caso congeniaría a la perfección conmigo, pero ¿quién se encargaría de los asuntos terrenales? Nuestra unión sería muy romántica, pero a la larga tendríamos deudas, problemas económicos, inestabilidad material. O quizás sea usted excesivamente materialista. Y en ese caso viviríamos en un mundo demasiado concreto, sin lugar para la ensoñación, la poesía y el arte.
Enfin, podría continuar escribiendo, pero veo la hora y apenas tendré tiempo para alcanzarle esta carta al mozo del barcito donde siempre lo observo silenciosa: sus ojos negros tan intensos, su manera distraída de sentarse, sus piernas llevando discretamente el ritmo de la música de fondo.
Ojalá comprenda que mi interés hacia usted es genuino, por eso me tomaré otro lapso de tiempo para evaluar la conveniencia o no de aceptar una futura invitación suya. Y ojalá el mozo le entregue el sobre sin demoras, no me gustaría que piense que lo dejé plantado.
Quizás algún día pueda firmar esta carta con un "Siempre suya", por el momento me es imposible, sabrá usted entender. Tampoco creo que sea adecuado usar cualquier otra expresión afectuosa. Poner mi nombre a secas quizás a usted le resulte frío y distante, pero no se deje llevar por las apariencias. Es la mejor opción y por otra parte le permitirá de un vistazo reconocer el remitente de esta breve carta, yo en este caso. Espero me comprenda.
Hasta siempre
María

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