26/03/2023

No sé

 




¿Cómo decir ahora las ideas, los destellos, la rebelión, la fuerza?
Será que es tiempo de oscuridad, de silencio, de sequía, de recesión, de resistencia, de calentamiento global, de glaciaciones, de inversión del eje magnético de la tierra, de tsunamis, de movimientos tectónicos, de terremotos, de profecías, de tormentas solares, de desorden, de entropía, de desorientación, de cambios irremediables, de forzar lo irreversible, de elecciones, de saber, de saber y callar, de saber y gritar.
Será que es tiempo de esperar algo que no sea el fin del mundo, ni el caos, ni la destrucción. Esperar, en todo caso, algo parecido al amor, aunque mucho mas amplio, mas extenso, mas potente, mas generoso que una simple palabra.



18/03/2023

Silencio (todo por decir)



 

 Hay algo contenido en el silencio que lo enturbia, lo contamina, lo arruina y lo lleva a su fin, pero esto es lento, muy lento y casi imperceptible.
Hay algo imperfecto en el silencio que lo rompe. Comienza con una leve tensión que se incrementa en el tiempo hasta volverse insoportable. 

Entonces el silencio, que luchaba con todas sus fuerzas para mantenerse, cede y toda su estructura sorda y muda se derrumba en un estruendo que inaugura la infinita variedad de sonidos posibles.

Entre los sonidos, algunos se agrupan por afinidad o simplemente porque están cerca y forman alianzas casi indestructibles: las palabras. 

Las palabras se aferran a las cosas y las revisten con toda la fuerza de ese ruido inaugural. Abrillantan las cosas, las endulzan, las embellecen todo lo que pueden, las descubren.
Las palabras hacen puentes con hilos muy delgados (como una tela de araña casi invisible pero extremadamente fuerte)  entre ellas y las cosas. 

Con esa red de puentes van cubriendo las cosas lentamente hasta lograr que las veamos, que las sepamos casi por completo. Además necesitan reforzar sus defensas contra el silencio, que siempre acecha con su manto opaco queriendo aniquilar las palabras, los puentes, las verdades.
 

24/02/2023

Transcurrir

 

Una de las tareas mas lindas y difíciles es resetearse. Desacomodarse para poder trascender algunos límites y superar formas de ser y estar que ya no nos producen felicidad (o al menos algo que se le acerque).

Una palabra que me gusta mucho para tratar de expresar este proceso es transcurrir: "correr el tiempo de un lado a otro". Es todo un arte poder ser una/uno con el tiempo, dejarse acompañar por los tiempos que corren, alcanzarlos.

Nada mejor que hacerse amiga/amigo del tiempo [de los buenos y de los malos tiempos] en el transcurso de toda la vida. 

 



01/01/2023

07/05/2022

La línea de menor resistencia




Eros y Thanatos son los alfareros que modelan la arcilla de nuestras vidas.
Supongamos que la eternidad no existe, porque no somos eternos. Si la vida termina en algún momento, la eternidad es un invento que atenúa la angustia de los finales.
Permanentemente mutamos cuerpo y emociones y el alma es un rayo que nunca está en el mismo lugar dos veces.
También supongamos que el amor existe, pero nunca puede ser eterno porque sino se complica la lógica.
La lógica existe porque alguien la inventó y tuvo bastante éxito, como verán.
La lógica y la razón son la piedra en el zapato de los locos. Los “locos” son todos aquellos que desconocen la validez de los inventos de otros y se dedican a crear su propia realidad y a escribir su libreto y actuarlo, por mas piedras en los zapatos que les pongan.
Hay un poco de locura en el hecho de enamorarse y dejar atrás razones, lógicas y espacios predeterminados para inventar un amor sin medida.

Pero de tanto andar pateando piedras y creando vidas fuera de los moldes, a veces es posible edificar la mas esplendorosa de las locuras, mas allá de la encrucijada exacta entre el amor y la muerte.




15/12/2021

Sobre/vivir [felicesfiestas]

 


 

Para pasar esta inmensa jarra loca de clichés, tradiciones, costumbres y otros contratiempos, verbigracia “las Fiestas”, es imprescindible tener estrategias. 

Año tras año, como un círculo infernal que nos atrapa, llegamos a diciembre con el cansancio, la desazón de balances mal hechos y puerilmente ilusionadas con eso nuevo que llegaría. Captadas por el marketing festicholero (árboles cargados de plásticos brillantes, turrones incomibles, garrapiñadas y palito bombón helado, entre otros) caemos como caballos en la aceitada máquina de llevarnos de las narices. Nos sorprendemos pensando “qué comeremos el 24 y qué el 31”  y lo que es peor: con quién pasaremos esos días. 

La intención de estas breves líneas es brindar alguna idea, ojalá útil, para salirnos del ajado carril de lo que hay que hacer. Para eso es fundamental que maduremos, y paguemos el precio que nuestra libre autodeterminación vale y aprendamos a decir NO.  En definitiva, una sola palabra alcanza para empezar a delinear otras formas de celebrar estos días y la vida: REBELARSE. 

Somos muchas las que no queremos este malvivir que nos coarta y nos coacciona y frente a eso levantamos el estandarte estéril de “esto es un embole”. Demos un paso mas para hacer algo con esta insatisfacción que nos corroe. Salgamos a encontrarnos con todas aquellas con las que nos sentimos hermanadas en esta lucha necesaria, que es una lucha simbólica, pero hace pie en el corazón de las prácticas sociales. (Como todas las luchas que, particularmente ahora, nos urgen).  Como dijo San Martín: “Seamos libres, que lo demás no importa nada”. 

Seguramente así, libres y soberanas, podremos desearnos y materializar muchas, pero muchas ¡Felicidades! 

 


 

12/02/2019

Lo que estuvo pasando cuando no pasó nada



 

La verdadera distancia está hecha de tiempo. Por ejemplo, si dos personas vivieran cada una en una punta del mundo, incluso en planetas lejanos o en los mismísimos confines del universo, cruzarían cielo y tierra, mares y el espacio sideral -de ser necesario- hasta encontrarse. Esto, claro está, si las moviera el deseo de reunirse. Pero, ¿cómo podrían estar juntos si quizás uno de ellos -o los dos- aún no haya nacido, o esté muerto, o nunca exista?
El tiempo es una pared de viento: la atravesamos o nos atraviesa, y no hay manera de estar en otro momento que ahora, hoy, esto que pasa. Tiene el valor de lo único e irreversible, de lo que no se puede romper ni desandar.
El tiempo es lo que somos, es aquello de lo que estamos hechos. Es la manera en que nos damos a quienes elegimos y nos eligen para compartir la vida. No hay mayor acto de amor y de entrega que hacer pequeños puentes -con la fragilidad y la increíble fuerza del instante- para cruzarlos juntos, sin retorno y sin destino.